¿Es cierta la historia del diablo en el Seminario de Servitá? Habla quien estuvo allí.

¿Es cierta la historia del diablo en el Seminario de Servitá? Habla quien estuvo allí.

mayo 13, 2021 Desactivado Por Málagavive

Pedro Mateus en su facebook, estuvo en el Seminario Redentorista ubicado en Servitá , corregimiento de Cerrito Santander. En su escrito, explica lo que vio durante su paso por este lugar que hoy es la mirada de la provincia.

Su escrito data del 2019 y le llamó SERVITÁ UN GRATO RECUERDO.

«SERVITÁ, UN GRATO RECUERDO

A 20 kilómetros al norte de Málaga, por la carretera que va a la ciudad de Cúcuta, poco antes de llegar al pueblo de El Cerrito, en las inmediaciones del Páramo del Almorzadero, se encuentra Servitá, un pequeño caserío de la época de la Colonia, donde alguna vez estuvo el convento de los Misioneros Redentoristas, hoy reducido a ruinas y al rededor del cual se tejen algunas leyendas.

Con fecha 25 agosto del año en curso , el periódico Vanguardia de Bucaramanga, publicó una nota con el infortunado título de «El Seminario del diablo en Servitá». Con todo respeto por la libertad de expresión, debo decirles a sus autores que la información que les sirvió de base estuvo más cerca de la leyenda que de la verdad. A mucho honor fui estudiante seminarista en ese venerable claustro en los años de 1958 a 1961, período de mi juventud que considero como una bendición por los beneficios que allí pude recibir.

Es de tener en cuenta que solo tenía que costear el transporte para llegar ese apartado rincón del departamento de Santander, pues la comida, el alojamiento, los libros, el arreglo de la ropa y otros menesteres corrían por cuenta del Seminario. Y fui a dar a ese sagrado lugar por obra y gracia del padre misionero David Suárez, a quien le debo eterna gratitud. El Seminario de Servitá había sido fundado por sacerdotes de la comunidad de los Padres Redentoristas venidos de España hacia los años de 1939 y 1940 del pasado siglo.

Se establecieron en ese lugar junto a una ermita de la época de la Colonia donde se veneraba (y aun se venera) una imagen de Jesús Nazareno a quien la gente le profesa una gran devoción. Empeño mi palabra para decir que dentro del Seminario nunca vi nada sospechoso, ni menos una imagen del diablo. Cualquier cosa que se diga en ese tenor es fruto de la fantasía de quienes no conocieron el lugar en esa época. No me deja mentir el Obispo Oscar Urbina Ortega, hoy presidente de la Conferencia Episcopal, quien estudió conmigo en ese Seminario.

Lo que sí había allí dentro era una gran biblioteca con libros traídos de la madre patria a la cual teníamos acceso y en la que pudimos leer muchas obras literarias de la mejor calidad. En la ermita contigua al Seminario, junto a la imagen del Nazareno había también la de un soldado romano al que la gente denominaba como al Judío Errante y al que le profesaban mucho miedo. Lo del salvado para calmar al Judío Errante no era tal, pues si bien los misioneros cuidaban cerdos en su parcela, lo hacían con los sobrantes de la cocina donde se preparaba alimento diario para no menos de 120 personas.

Además los misioneros no pedían limosna a su vecinos que eran gente muy pobre y si por el contrario la socorrían en sus necesidades. El traslado del Seminario tampoco se debió a algo distinto a haber adquirido en La Mata, Piedecuesta, y Manizales, terrenos más adecuados para construir la nueva planta del Seminario San Alfonso y Clemente Ofbaur, respectivamente. Serían muchas las historias que yo podría contar de esa grata estadía en las frías pero hermosas tierras de Servitá, donde, repito, pasé los mejor de mis años juveniles.

Por ahora dejemos así el asunto. Floridablanca, agosto 31 de 2019 Pedro A Mateus M.»