¿ Sabe de dónde venimos los malagueños?
octubre 24, 2022Un buen repaso por la historia de nuestros antepasados los chitareros y sus costumbres, nos cuenta Germán Garcés en las siguientes líneas
Somos el Valle de la Laguna de Tequia, esa que quedaba subiendo desde las tierras del Cacique Chicamocha, camino por donde traían la sal, se encontraban Guanes, Servitas, Tequies, Laches, Guacamayas, Moabitas… y otras familias.
El Valle que describió Fray Jerónimo Mirón en 1650, nuestra raíz pura Chitarera, la elogia Juan de Castellanos en 1555, cuando al referirse a los Chitareros dice: “Tienen disposición y gallardía; y es gente blanca, limpia, curiosa, los rostros aguileños, facciones de lindas y agraciada compostura”; no faltaría el envidioso que agregaría, “con las borracheras propias de los Muiscas”;

Fray Jerónimo llegó por el norte, al contrario de Jerónimo de Aguayo, quien llegó por el sur; el fraile y sus demás hermanos, hablan de un Valle hermoso que se extendía desde los indios Servita, allá por lo que ahora es Concepción, hasta el Río de los Hilos de Plata, El Chicamocha; los Tequies, pueblo de existencia muy antigua, cuya principal característica era no tener cacique.

Los vestigios de más de 1000 años de existencia, ya en territorio malagueño, aparecen por el Alisal, por los bordes de Cusagueta, bajan por este lado de la quebrada del Término, se esconden en Calichal, Ventaquemada, tímidamente por el Tablón, han aparecido por Pailitas, detrás del Asilo.

Hasta debajo de la misma Calle Real, no sólo en Cueva Pintada; en colores naranja y rojo cobrizo dejaron su historia; las piedras esculpidas en tonos azules, eran los cimientos de su templo, ese que se convirtió en católico, donde sepultaron a Fray Jerónimo Mirón, en 1665… ahí pegadito a la calle del Recoveco.

Otro fraile, Alonso de Zamora en sus escritos también nos narra una curiosidad, “estos indios Tequies, son capaces de atender y mantener muchas mujeres…”, por eso en Málaga, cada vez que se recorren sus calles, se camina sobre su historia.
AUDIO DE DÓNDE VENIMOS
Por Germán Garcés